lunes, 15 de diciembre de 2014

¿Qué es el Populismo?



Este artículo se ha publicado en la revista Euroequipos y Obras, en su número de noviembre-diciembre, ya en distribución.




¿QUÉ ES EL POPULISMO?

Un conspicuo lector, que prefiere seguir en el anonimato, me ha pedido que le dé una explicación acerca del populismo. Como me confesaba supina ignorancia en temas políticos, en vez de ofrecerle una definición de manual que podría encontrar en internet,  me pareció más didáctico y más entretenido explicarle la cuestión por medio de una buena lista de cosas que son propias de populistas; así, le decía yo, aprenderás lo que no debes hacer o decir, so pena de que te tachen con tan ignominioso adjetivo. Y se me ha ocurrido publicar aquí tal lista; no dudo de que ustedes conocen del tema, pero siempre ha podido haber algo que se le haya escapado a alguien.
Esta lista no pretende ser exhaustiva –para eso se necesitarían varias páginas más-, pero espero que les dé bastantes pistas, y después, ustedes mismos podrán aplicar el criterio con razones de similitud o lo que les parezca mejor.
Por ejemplo, ser populista es no estar de acuerdo con la política de nuestro gobierno, en particular, con los recortes en educación o en sanidad; es pensar que los ciudadanos no deben conformarse con votar cada cuatro años –los que voten- y dejarles el campo libre a los políticos profesionales; es no creer que la soberanía popular resida en congresos convenientemente organizados, y pensar que otra forma de representatividad es posible; es no estar de acuerdo con la práctica de las puertas giratorias; es escandalizarse con la endogamia galopante del Tribunal de Cuentas; es no aceptar el régimen de corrupción que practican los distintos partidos políticos; es pensar que un presupuesto sostenible puede ser atacado, no solo por la vía de reducir el gasto, sino también por la de aumentar los ingresos; que una política fiscal más progresiva puede servir para reducir el déficit y para lograr una mayor cohesión social; es creer que en España la desigualdad social está creciendo hasta límites insostenibles y es propugnar que no haya tanta desigualdad salarial.
Ser populista es creer que no hay derecho a que haya cada día más pobres, en tanto las grandes empresas siguen ganando enormes sumas y sus dirigentes ingresando sueldos, dietas y pagas por objetivos que superan los criterios más responsables. Es denunciar la creciente miseria en que se encuentran el veinte por ciento de los niños españoles. Es de populistas no ponerse de perfil ante la noticia de que Caritas atiende a dos millones y medio de españoles.
Populismo es creer que hay más verdad en las filtraciones de Julian Assange o de Snowden que en lo que nos puedan contar los medios de comunicación que sirven a intereses financieros y de poder muy lejanos a los verdaderos intereses de nuestro país.
Populismo es avergonzarse de la imagen que España está transmitiendo al exterior con esa caterva de gente inculta y casposa que nos dirige. Es lamentar que la consecuencia de su actuación sea la ruina para millones de españoles y una larga etapa de miseria y explotación para la ciudadanía española. Populismo es expresar el hartazgo por esta situación que parece no vaya a tener fin, en tanto los de la casta –sí, amigos, llamemos a las cosas por su nombre- siguen gozando de las prebendas que el ejercicio de su poder les otorga. Es pensar que la democracia debe ser otra cosa.
Bueno, ya tienen una ligera idea, pero no se consideren seguros. Si no les llaman populistas, les pueden llamar anti sistema, chavistas, filo etarras, iraníes, venezolanos, bolivarianos, extremistas o cosas así, que deben ser aún peores. Pero quién tenga un mínimo de decencia no debe consentir que los causantes de este delito de leso país continúen esquilmando impunemente los cada vez menores recursos y, encima, nos tachen a los demás con adjetivos como este de populistas o demagogos. ¿O todavía creen ustedes que ellos llevan razón?



  

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